Características Allegrini Amarone della Valpolicella Classico
Siempre de un error se puede aprender o sacar algo positivo. En el caso de Adelino Lucchese fue un vino.
Según cuenta la leyenda este maestro bodeguero, que trabajaba en la Cooperativa de Negrar en Villa Novare, (un pueblo del norte de Italia conocido hoy como Villa Mosconi Bertani), olvidó en un rincón de la bodega una barrica de recioto (vino dulce típico de la zona que se elabora a partir de uvas pasificadas). Cuando Lucchese se percató de su descuido, ya habían pasado bastantes días. Lo más lógico es que ese vino, que había quedado a la merced de las levaduras y sin control alguno, estuviera seco y amargo. No obstante, Lucchese lo comprobó por sí mismo – ¡y menos mal que lo hizo!-, ya que el resultado fue muy distinto a lo que él esperaba. “¡Este vino no es amaro, es un Amarone!”.
De la unión entre amaro (amargo en italiano) y la terminación “-uno” (sufijo que significa aumentativo o mejorado), nació en 1936 el vino amarone en la comarca de Valpolicella Classica (en la provincia del Véneto), convirtiéndose en el tinto italiano por excelencia que ha sido elaborado por numerosos productores. Entre ellos, uno de los más representativos, son las bodegas Allegrini, familia que se encuentra en el negocio desde el siglo XVI y donde se elabora Allegrini Amarone della Valpolicella Classico.
La larga tradición y el tiempo ha dado lugar a que Allegrini, símbolo histórico del amarone, se convierta en una empresa donde se manejen perfectamente tanto los conocimientos como las técnicas de elaboración. En el caso de Allegrini Amarone della Valpolicella Classico se busca en todo momento mantener la integridad del fruto. Por este motivo las uvas se cuidan en todo proceso, utilizando tan solo las mejores y seleccionando las más sanas. Estos racimos, que no deben tener ningún tipo de magulladura ni golpe, se secan entre 3 y 4 meses, consiguiendo reducir su peso en un 40%. Este paso, conocido en italiano como appassimento, es muy importante, ya que esta fase inicial -donde se aumenta la concentración de azúcar- es clave para garantizar el resto del proceso y asegurarse de que las levaduras tienen materia suficiente para poder trabajar durante la fermentación. Tras procesar toda la glucosa de la uva, Allegrini Amarone della Valpolicella Classico termina siendo un vino seco (1,1 g/L de azúcar), concentrado y potente, con alto contenido alcohólico.
Todo esto no sería posible sin la corvina, la variedad clave y crucial en la elaboración del amarone a la que la DOCG Amarone della Valpolicella Classico permite añadir otras uvas, como la rondinella y la oseleta (siempre que el porcentaje de corvina se encuentre entre el 45%-90%). Estas tres uvas son autóctonas de la zona y se cultivan en la propia Valpolicella, concretamente en la zona Classica (la más reconocida y afamada de la comarca), donde Allegrini tiene 100 hectáreas propias de viñedos principalmente en el valle de Fumane. En este territorio la bodega cuenta con diversos crus de gran prestigio como La Grola, Palazzo della Torre y La Poja, donde las cepas se conducen en pérgolas, para evitar la pudrición de las uvas y protegerlas del sol. No obstante la cercanía del Lago di Garda (a unos 20 Km de la comarca), suaviza las temperaturas. En cuanto a las precipitaciones, no son muy abundantes, registrándose una media anual de 783 mm. Por último el suelo calcáreo y rico en minerales termina por pulir el carácter y la gran calidad de estos vinos.
En el momento en que Lucchese se dio cuenta de su fallo, tenía dos opciones: coger y pasar de aquella barrica olvidada; o bien, acercarse, comprobarlo y aprender de sus errores. Así fue como nació Allegrini Amarone della Valpolicella Classico. Todo un símbolo, un tinto italiano que no se debe dejar pasar. Ya se sabe. De todo error sale algo bueno. No hay mal que por bien no venga.





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