Características Domaine Jules Desjourneys Chènas Le Jugement Dernier
Pocas denominaciones del mundo pueden presumir de haber estado sobre las mesas regias de más altta alcurnia. Una de estas es la A.O.C. Chénas la cual, a pesar de ser la más pequeña de Beaujolais (apenas unas 250 hectáreas), era la única zona de Francia que el rey Luis XIII aceptaba sobre su mesa. Entre los municipios de Chénas y La Chapelle-de-Guinchay, al norte de Beaujolais, este terreno sigue siendo cultivado actualmente por un grupo de viticultores que continúa sacando de esta tierra la expresión más pura de esta zona. Uno de ellos es Fabien Duperray quien, desde su Domaine Jules Desjourneys, baña de prestigio a esta denominación gracias a vinos como Domaine Jules Desjourneys Chènas Le Jugement Dernier.
Lo que sí que es indiscutible es que la A.O.C. Chénas es una de las zonas más especiales del mundo gracias a su altura (con una media de 260 metros sobre el nivel del mar) y a sus suelos. Aquí, dependiendo de la ubicación, encontraremos un tipo u otro. Mientras que al oeste, -con las laderas más empinadas-, abunda el granito con cuarzo, al este aparecen guijarros pequeños sobre los terrenos menos escarpados. Este carácter es el que queda impregnado en cada una de las botellas de Domaine Jules Desjourneys Chènas Le Jugement Dernier ya que Fabien Duperray es partidario de intervenir lo mínimo en la elaboración del vino. Todo lo necesario y todo lo que haya que hacer, se hace en el campo. En bodega el viticultor tan sólo debe asegurarse de la correcta fermentación y sentarse a esperar una larga crianza en la que el vino desarrolle todo su potencial. Más que un negocio, para Duperray la elaboración de vino es una carrera de fondo en la que hay que reservar los esfuerzos para casi los dos años que deja en reposo sus vinos (dependiendo de la añada). Generalmente sus viñedos son viejos, de más de 50 años, con una plantación densa en la que se debe controlar los rendimientos de cada vendimia. El cultivo, totalmente biodinámico, garantiza que todos estos trabajos se realizan de forma manual, sin la utilización de ningún tipo de maquinaria (y como mucho con la ayuda de un caballo).
Según cuenta la leyenda la A.O.C. Chénas se ubica justo donde antiguamente había un bosque de robles que fue tallado por un hombre de Liguria, que llegó cargado de vides al pueblo, y al que se le ocurrió talar todos los árboles. Con la madera obtenida el hombre construyó tinajas, para envejecer sus vinos. Seguro que este personaje no se trata de Fabien Duperry quien desde hace años prescinde de este material (tan típico en la zona) para criar sus vinos.





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