Características Selva Capuzza Madér
Muchos son los artistas que se atreven a adentrarse en el mundo del vino. Pero a Luca Formentini, productor musical, el vino le viene de cuna. Cuarta generación de la bodega familiar Selva Capuzza, en los años noventa se hace cargo de la bodega familiar con el objetivo de resaltar la belleza del territorio. ¡Y lo consigue con creces! Etiquetas que son tratadas como auténticas obras de arte que resultan de trabajar con variedades autóctonas recuperadas y una viticultura ecológica.
Con la elección de la palabra dialectal “madér”, que en lombardo indica la rama de la viña, Luca hace un tributo a la materia prima. Selva Capuzza Madér es fruto de la mezcla tradicional de las variedades autóctonas groppello, sangiovese, barbera y marzemino procedentes de una selección de los viñedos más antiguos de la finca integrados en la DOC Garda Classico Superiore. Se practica una agricultura ecológica y la vendimia es manual en cajas de 20 kg. Después, en bodega la uva es despalillada y estrujada para dar inicio a la fermentación en depósitos de acero inoxidable. La maceración de los hollejos suele durar entre 8 y 10 días con varios remontados diarios. Luego, el vino se trasiega a barricas de roble francés de segundo, tercer y cuarto, donde envejece de 12 a 18 meses. Finalmente, tras el ensamblaje, el vino se embotella y reposa antes de salir al mercado.
Firmada por la bodega Podere Selva Capuzza, una de las más representativas de la región, Selva Capuzza Madér quiere ser un homenaje a sus raíces y su territorio. Un vino tinto de variedades locales que, como la música, colma en cuerpo y alma.





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